Hora de los Muñecos



domingo, 1 de abril de 2012

MEMORIA DE LA DRAMATURGIA TITIRITERA.

 Paty Ostos.
Raquel Bárcena.

 Roberto Lago. (+)
 Raquel Bárcena.
 Vicky Ruano.
Alberto Palmero y Paty Ostos.
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UNA ENTREVISTA: El Fardón [Buenos Aires]
Mauricio Kartun.Maestro de Dramaturgia de la Escuela Taller de Titiriteros del Teatro San Martín Dramaturgista de Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín Titular de la Cátedra de Dramaturgia de la Carrera de Dramaturgia de la EAD, Escuela de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires Titular de las Cátedras de Creación Colectiva, y de Dramaturgia de la Escuela Superior de Teatro de la Universidad del Centro.
¿Por qué es tan limitado el repertorio de obras para títeres?
El titiritero ha estado habitualmente atado a esa tradición de repetir un limitadísimo puñado de piezas, y si es verdad que un buen manipulador es capaz de reavivarlas cada vez -de convertir la brasa en fogata- no es menos cierto que en el fondo es una propuesta que alienta ciertas formas conservadoras que monopolizan los autores que tuvieron el privilegio de publicar. Una modalidad que le quita voz -y por lo tanto derecho expresivo- al tipo que quiere generar su propia dramaturgia, su propio discurso, y que quizá lo que no tiene es el herramental imprescindible para poder hacerlo. Paradójicamente, al remontar textos de otros titiriteros se soslaya de manera imperdonable un fenómeno básico del laburo original, y es que aquellos titiriteros dramaturgos -el maestro Villafañe sin ir más lejos- no fueron tipos que se sentaban al escritorio a escribir piezas para otras puestas hipotéticas, sino que laburaban generando palabra y acción para sus propios títeres, para su propio espacio de representación, y hasta para su propio público.
Hoy seguimos necesitando de esos titiriteros audaces que se sientan, que se descubran, poetas; maestros que escriban para su propio carromato. Poetas de la materia.
¿Cómo se arma una historia partiendo de la materia?
Yo he tratado de desarrollar como maestro dramaturgo algunas propuestas con las que indagar la materia -el objeto, el material, la cosa- en busca de expresión, de historias. Desconfío de esa modalidad que parte de una idea del autor e intenta luego dominar a la materia para que se ponga al servicio de esa idea, para que la "diga". Creo en un lugar mucho más humilde: el de aceptar que la materia tiene cosas que decir, que tiene su "gestus", y que el trabajo del dramaturgo titiritero es el de indagar en ese "gestus", constituirlo en signos, y unirlos en un significado que no es otra cosa que la obra.. La materia -el títere en este caso- tiene una expresividad propia e intransferible que pide ciertas formas de acción y no otras, que exige sus propias palabras. Cada títere tiene su propia poética. Yo creo más en el trabajo de ponerle palabras a esa poética del títere, que la de ponerle títeres a la poética de la palabra.
Como decía antes: creo en el titiritero como poeta de la materia, como alguien que ha comprendido que en el retablo la palabra es -nada más y nada menos- el bellísimo complemento de otro discurso ya de por sí elocuente: el de la materia.
Enlace del Blog dedicado a los títeres desde México:

http://dramaturgiatitiritera.blogspot.com/search?updated-max=2008-09-11T21%3A10%3A00-07%3A00&max-results=20

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